«Mi nombre tiene cuatro letras, aquellos que han intentado escribirlo en el cuaderno solo llegaron a las dos primeras»
– Ryuk
Hoy traigo una película que ha estado en boca de todos en estos últimos días, una adaptación del popular manga con el mismo nombre escrita por Tsugumi Ōba e ilustrada por Takeshi Obata. La adaptación de un manga que, junto con Fullmetal Alchemist, fue el encargado de introducirme en el mundo del cómic y animación japoneses. Ha sido también uno de los mangas que más he disfrutado, por lo que me mostré algo escéptico cuando escuché que Netflix iba a realizar una adaptación live action. El resultado final acabó por no decepcionarme.
La premisa de la película guarda bastantes similitudes con la de la obra original. Light, un estudiante de Seattle en lugar de Tokyo, encuentra un misterioso cuaderno en su instituto conocido como Death Note en cuyas páginas se afirma que aquel que vea su nombre escrito en el cuaderno morirá. Aprende a usarlo con la ayuda de Ryuk, un dios de la muerte, y decide acabar con todos los criminales del mundo y tomarse la justicia por su mano.
Los personajes que llegan a esta adaptación lo hacen con mucha menos profundidad que en el manga y, en algunos casos, con una personalidad completamente diferente.
Kira, en esta ocasión un dúo formado por Light Turner (Nat Wolff) y Mia Sutton (Margaret Qualley), son los dos protagonistas principales. Su manera de pensar y actuar es prácticamente la opuesta a como lo es en la obra original. Pese a que los dos muestran signos de una inteligencia y capacidad estratégica bastante alta, Light es el que está obsesionado por Mia y esta es la que presenta un comportamiento mucho más sociópata, acercándose a Light Yagami y distanciándose de su comportamiento original como Misa Amane. Decisión con la que no estoy de acuerdo pues acaba con la verdadera esencia de los personajes, dejando a la rivalidad entre Light y L en un segundo plano.
L (Lakeith Stanfield), un detective muy inteligente y excéntrico que tiene como objetivo encontrar a Kira y llevarlo ante la justicia. El actor interpreta de manera bastante acertada todos los gestos y posturas propios del L japonés, pero lo muestra como un personaje mucho menos frío y calculador que el original, algo que también pasa con Light. Quizás esté demasiado encariñado con su mayordomo Watari (Paul Nakauchi), pero por lo demás el actor clava al personaje.
Ryuk (Cuerpo de Jason Liles y voz de Willem Dafoe), dios de la muerte de intereses no muy claros en esta versión y dueño original del Death Note. Es el mejor personaje de la película, solo puedo elogiar a los encargados de maquillaje y vestuario por su gran trabajo al transformar a Jason Liles en el shinigami. Además la interpretación de Willem Dafoe al darle voz lo convierten en un personaje imponente y muy carismático que se convierte en el protagonista de cada escena en la que aparece.
La duración de la cinta también provoca un distanciamiento con la obra original pues, al disponer de mucho menos tiempo para contar la historia, no nos ha permitido disfrutar de los geniales duelos mentales entre Light y L, de la aparición de muchos personajes secundarios y, en general, de una trama y guión más elaborados.
Respecto a las cuestiones técnicas, nos encontramos con una muy buena fotografía con quizás un uso excesivo de los planos inclinados y unos efectos especiales de muy buena calidad. El director (Adam Wingard) sabe perfectamente cómo centrarse en los momentos de tensión y consigue ralentizar un poco el acelerado ritmo de la película. La banda sonora es bastante olvidable y no merece ninguna mención especial.
Con todo, decir que si bien esta película pretende contar demasiado en sus cien minutos de duración, es un trabajo más que decente debido a las interpretaciones de los actores principales y el trabajo del director. He visto la película dos veces, la segunda sin la compañía de nadie y en ningún momento me aburrí. No es ni mucho menos una adaptación fiel del manga, quizá los más apegados a los personajes de Light y Misa se sientan un poco decepcionados y los que hayamos leído la obra original podemos encontrarnos una trama demasiado simple. Pese a sus problemas, esta película es un metraje del que se puede disfrutar.
Ficha Técnica:
Año: 2017
Productora: Netflix
Géneros: Fantasía, terror, thriller
Director: Adam Wingard
Duración: 1 hora y 41 minutos
Nota: 6.5/10
Una respuesta a “Death Note – Mala adaptación no implica mala película”