Leer la prensa no suele ser agradable, ya sea en un medio lacayo o liberto; y esta semana ha sido especialmente desastrosa. En mi choque diario con la realidad se me han venido a la cabeza algunos de los versos más conocidos de un rojo maricón de esos que me gustan, Jaime Gil de Biedma: “de todas las historias de la Historia / la más triste sin duda es la de España / porque termina mal”. Y pensándolo con detenimiento, creo que podría enmendarle la plana.
Que una historia termine mal no tiene por qué hacerla triste. Es más, a ratos puede resultar bastante divertida. Todavía no me he encontrado a nadie que discuta el valor cómico de La Vida de Brian porque el protagonista acabe colgado de una cruz. Tenemos motivos para reírnos, especialmente de nuestra historia reciente. Después de todo, el disfrute de lo tragedia sólo se lo pueden permitir las épocas de prosperidad, y no es el caso.
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