Opinion

Lapidación

No soy muy dado a comentar la prensa rosa (pese a que, como buen aficionado a la escritura, me encanta cotillear), pero en esta ocasión voy a hacer una excepción para hablar de algo a lo que me cuesta dejar de darle vueltas. A cómo en estos últimos días se ha destruido a una persona bajo pretextos machistas sin que casi nadie arqueé una ceja.

Hace unos días surgió una cuenta anónima de Twitter que empezó a publicar fotos íntimas y conversaciones personales de la actriz de doblaje Runa Narumi, conocida por interpretar a Yuika Mitsumine en Idolmaster: Shiny Colors. En los mensajes se dejaba en evidencia que estaba engañando a su novio, un youtuber japonés, con un hombre casado desde hacía años.

Una de las conversaciones era entre ella y la mujer de su amante, quien después de enterarse del tema la amenazó con contarlo todo y fue bloqueada. Sabiendo esto, no es difícil figurarse quién (o quiénes) podrían estar detrás de la cuenta anónima, pero dentro de lo que cabe eso es irrelevante. El caso es que mucha información comprometida de esta chica ha sido revelada sin su consentimiento y la ha convertido en la comidilla de la semana. Después del avance de los movimientos feministas en estos últimos años y los casos similares de publicación de datos personales de artistas que hemos visto en Occidente, pensé —iluso de mí—, que se desencadenaría una reacción a su favor; al fin y al cabo, había sido víctima de un delito. Pero no. La turba se encaró contra ella como si hubiera matado a alguien por el pecado capital de vivir su vida.

Este tema me ha traído de cabeza estos últimos días, y aunque quizá suene ridículo, me ha afectado un poco personalmente. Tengo especial simpatía por Runa porque el personaje que interpreta es una de mis idols favoritas de Idolmaster, y no me entra en la cabeza lo que le está pasando y la respuesta destructiva que ha habido contra ella en redes. Ver fotografías íntimas reproducidas en cientos de páginas, editadas y hasta convertidas en memes no tiene que ser fácil de asimilar, y no puedo imaginarme la pérdida de confianza que puede suponerle; y sin embargo esto no es impedimento para que cualquiera se sienta legitimado para ponerla a caer de un burro por decisiones personales que solo la atañen a sí misma. A lo mejor puede resultar chocante, pero que estuviera engañando a su pareja no es una cuestión de seguridad nacional, ni siquiera es algo sobre lo que debiésemos tener opinión, es su vida privada.

Este ha sido un escándalo bastante más sonado de lo habitual, hasta el punto de que algunos portales generalistas de noticias otakus como Kudasai lo han cubierto en sus noticias principales con la misma sorna y parcialidad que cualquier forero misógino. Es duro que una arenga iracunda como la mía en esta entrada tenga contenido periodístico de mayor rigor que una página que se dedica profesionalmente a esto, pero por desgracia así de bajo está el nivel.

Esta clase de reacción tan (valga la redundancia) reaccionaria quizá me lo hubiera esperado de las redes japonesas, ya que ahí mancillar el matrimonio está peor visto, pero la reacción no ha sido diferente aquí, donde se la ha vilificado y se le han puesto todos los calificativos sexistas que se os puedan venir a la mente. Por supuesto también se ha clamado por su despido de su rol en Idolmaster, el único relevante que tiene y sin el que no podría dedicarse a eso. Tampoco he visto a nadie de su gremio que hasta la fecha la haya defendido públicamente. Ni a su agencia, ni a compañeras y compañeros de profesión, ni a nadie de relevancia mediática. Corporativismo en acción, un lavado de manos doloroso que nadie se ha atrevido a romper.

Detrás de todo el circo que se ha montado alrededor de las fotos y conversaciones de Runa sólo puedo ver una cosa: machismo. Creo que en este caso la infidelidad sólo ha sido un pretexto muy conveniente para poder insultar a una chica por su vida sexual sin que se te caiga la medallita de aliado. No es casual que el extracto más memetizado de las conversaciones filtradas haya sido uno en el que ella se plantea empezar a tomar la píldora porque le gusta más hacerlo sin condón con su amante. Un comentario que a nadie con sentido común le parecería reprochable, pero que se ha repetido hasta el hartazgo para reírse de ella, supongo que bajo la línea lógica subyacente de que qué es esto de una mujer disfrutando con el sexo. He leído incluso a gente progresista que conozco en estos lares entrando en esta espiral de oligofrenia sin pararse a pensar en lo que están reproduciendo (porque el pensamiento de grupo es así de absorbente), pero lo único para lo que sirve es para criminalizar el deseo y para erigirse por encima de esta chica por cuestiones en las que todas y todos entramos en nuestra intimidad.

Cuando he planteado esta cuestión en algún foro he recibido comentarios poniendo en duda que haya una cuestión de género, usando como ejemplo cómo el mes pasado cancelaron a Tatsuhisa Suzuki por serle infiel a su mujer, la también seiyuu LiSA. Sin embargo, creo que poner lado a lado ambos casos lo muestra de forma aún más clara. A él se le ha criticado, sin duda, pero no he visto en ningún sitio una voluntad destructiva; mientras que aquí, además de la gravedad de los insultos, se pide abiertamente que no se le deje trabajar. Si ya está sucia, no sirve de nada.

He sentido bastante pena navegando por redes de fans de Idolmaster y del panorama otaku en general estos últimos días. Sé que a veces no es fácil separarse de la mentalidad colectiva una vez que gira en una dirección, y estoy seguro de que mucha de la gente que ha participado de esto sencillamente no se ha parado a pensarlo; pero hay que hacerlo un poco mejor. Patear a quien está ya en el suelo siempre empequeñece y más cuando es por algo sobre lo que esa persona no tiene responsabilidad. Espero que Runa sea capaz de recuperarse y que no la despidan por esto, porque sería muy injusto.

En fin. Hoy la cosa no ha ido exactamente de anime, pero bueno. Creo que si os hubiera hablado de la recién clausurada temporada de verano habría sido incluso peor contenido que esto, así que os podéis dar con un canto en los dientes.


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5 respuestas a “Lapidación

  1. 1. No estamos ante un delito, estamos ante un hecho mediático.
    2. La vía penal no la va a amparar -si es que eso plantea ella-, sino, la vía civil. (ello en el supuesto de que la seiyuu decida obtener una indemnización o si llegasen a resolver su contrato).
    3. Finalmente, el derecho solamente se encargará de sancionar bajo las leyes judiciales a la persona que habría filtrado dicha información, empero, la sociedad -japonesa en este caso- ejercerá una sanción social a la presunta afectada, como se ha visto en diversos tweets y foros de internet.

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    1. Creo que has malinterpretado a lo que me refiero con delito, que es la publicación en sí de las fotos. Si la legislación japonesa se parece en algo a la nuestra, publicar fotografías y conversaciones privadas es punible, como tú mencionas. Lo que me parece irracional y cruel es esa «sanción social».

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      1. El derecho prevé un planteamiento distinto a una persona común y corriente, a comparación de una persona que, por ser personaje público (pertenezca a otro mundo social, en Perú se les llama mundo del espectáculo y entretenimiento) el tratamiento de sus derechos deben ser tratados de distinta manera. En Perú, el derecho a la privacidad e información personal de un personaje del espectáculo, difícilmente se verá perjudicado en la vía penal, ¿por qué? Porque al ser un personaje «público», sus acciones y las consecuencias de éstas, son responsabilidad de ésta persona, es decir, que el derecho penal garantista no podrá brindarle una tutela efectiva si denuncia el delito de divulgación de información privada o personal. Y tengo entendido, ese tratamiento jurídico se da también en Japón, por el tema de mínima intervención del derecho penal, recordemos que un hecho es definido como delito por el órgano jurisdiccional competente.
        Sin embargo, la afectación a dicho derecho sí puede solicitar una indemnización en la vía correspondiente, la civil en este caso, por concepto de daños y perjuicios, donde deberá de acudir ante un órgano jurisdiccional pertinente a lo civil, mas no a lo penal.

        Lamentablemente también me encuentro en desacuerdo con la respuesta que se vio en redes sociales frente a este hecho, pero se me hizo algo esperable, teniendo en cuenta que el personaje pertenecía a una de las franquicias más reconocidas de Japón, no se le trata ni oferta como una persona con sueños y vida personal, sino, como un objeto del cual pueden sacarle provecho económico, ello siempre y cuando se mantenga una base sólida de seguidores sin problemas de por medio como éste, es decir, cosificación a la persona, como tú mencionaste, un objeto que se puede desechar (resolver el contrato), por lo que, si ven que esta base compuesta por fanáticos ya no la ven del mismo modo, sino -y basándonos en estereotipos de género- como una mujer fácil, amante de los «nakadashi», entre otros adjetivos, se les da la espalda o gradúan. Máxime por lo siguiente: 1. Por ser un personaje público de una de las franquicias más seguidas y valoradas en Japón. 2. Por ser mujer en una cultura machista como la de Japón.

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      2. Qué interesante. No sabía que la ley funcionara así en estos casos, gracias por compartirlo.

        Y sí… concuerdo totalmente con lo que dices. Da mucha pena que el trato a esta gente sea así, y no es ni la primera vez que pasa en Imas (por cómo echaron a la primera seiyuu de Yukiho) pero este caso me da especial asco porque a pesar de la forma tan rastrera y brutal en la que se ha mostrado su información nadie ha puesto el grito en el cielo.

        Lo de que el “nakadashi” se haya vuelto un meme demuestra que este mundillo necesita salir a la calle de vez en cuando y tocar la hierba. Parece que acaben de enterarse que las etiquetas hentai no existen en una entelequia fuera del mundo real y se creen que han descubierto el Mediterráneo o algo.

        En fin… siento mucho lo que ha pasado, este tema me entristece un poco. Gracias por leer y comentar.

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