Corría el año 2014 y un servidor empezaba a interesarse por la animación japonesa. Había leído algunos mangas bastante famosos como Fullmetal Alchemist o Death Note y las adaptaciones de los juegos de The Legend of Zelda pero, haciendo a un lado algunos capítulos sueltos que vi en la televisión pública, había visto pocos animes al completo y, mucho menos, de temporada.
Fue a comienzos de ese año, con solo Sword Art Online y algo de Fairy Tail a mis espaldas, cuando me topé con Nobunagun, el objetivo de la crítica de esta semana. No os voy a engañar, en ese momento disfruté bastante del producto presentado por Bridge, un estudio muy poco conocido, aunque la trama se me antojase, cuanto menos, confusa.
Cuatro años más tarde y con mucho más conocimiento sobre el mundo del anime, he vuelto a ver Nobunagun, descubriendo el grave problema del que adolece durante sus trece capítulos de duración. Nos encontramos ante una amalgama de conceptos que forman parte de otros productos de la animación japonesa. Esto se hace notar sobre todo en la confusa trama ya mencionada con anterioridad, ahora un poco más clara que la primera vez que me topé con ella.
La historia nos sitúa en el año 2013, cuando una estudiante de instituto llamada Sio Ogura va de viaje con el instituto a Taiwan. En ese viaje, unos extraterrestres conocidos como Objetos de Invasión Evolutiva atacan la ciudad de Kaohsiung, lugar donde se encuentra nuestra protagonista. Estos seres son inmunes a cualquier ataque que el ejército convencional pueda lanzarles y arrasan con todo lo que encuentran a su paso.
Para luchar contra estos seres tan peligrosos, una organización gubernamental llamada DOGOO (Defense Organization aGainst Other Objects) manda adolescentes portadores de E-Genes, ADN de personajes importantes de la historia modificado, capaces de herir a los extraterrestres con unas peculiares armas conocidas como Esferas AU. Tras una serie desastrosa de sucesos, Sio descubre que ella también es uno de estos portadores y concretamente, porta el genoma de, como no podía ser de otra forma, Oda Nobunaga.
Para aquellos que hayan visto Neon Genesis Evangelion el parecido con esta obra debe resultar muy obvio: adolescentes que son aptos genéticamente para derrotar extraterrestres indestructibles luchan con la ayuda de una organización gubernamental. Por si fuera poco, el hecho de utilizar personajes importantes de la historia para combatir recuerda mucho a Fate/Stay Night. Y sí, al igual que con Mars of Destruction, también hay un momento de duda con un rifle francotirador que resulta muy reminiscente al capítulo de NGE en el que derrotan a Ramiel.
En lo que respecta a los personajes, encontramos algunos puntos interesantes. Llama la atención la diversidad de los mismos: japoneses, británicos, estadounidenses, españoles, indios, rusos, franceses…Es algo a lo que estamos muy poco acostumbrados en la animación japonesa.
Observando a los personajes principales, la decisión de que la protagonista sea una mujer se me antoja interesante, más aún cuando introducen un interés romántico de su mismo sexo. Todo esto lo tiran por la borda con un fanservice realmente innecesario que quita toda la fuerza que podría aportar la protagonista, contando incluso con una escena de tentacle que no pega nada con el tono general del producto.
Además, tenemos la existencia del verdadero interés romántico de la protagonista: Jack El Destripador. Este portador de E-Genes, no solo desbanca lo que sería una relación homosexual desprovista de fetichización, sino que funciona como el héroe en más ocasiones que la protagonista. Esto deja a Sio como una protagonista con poca presencia y con solo algunos indicios de bisexualidad que ni siquiera podríamos tachar de queerbating.
Es en Jack, junto con otros personajes, donde encontramos otra pieza que compone el cuerpo de este monstruo de Frankenstein. Su diseño es muy similar al de Soul Evans, compañero de la protagonista de Soul Eater. Estos «diseños prestados» no son excesivamente comunes, pero si que encontramos un personaje que podría pasar por defensa de Inazuma Eleven y, quizás un ejemplo mucho más claro, Saint-Germain, un mayordomo muy eficiente y que va todo de negro, recordando mucho a Kuroshitsuji.

Respecto al apartado técnico, este anime destaca bastante en el empleo de técnicas muy interesantes. Destaca el uso de colores primarios que invaden las escenas de presencia extraterrestre, de nuevo, como podemos ver en Evangelion. También se usa de forma muy acertada recursos como el claroscuro que, junto con una buena dirección gráfica, deja escenas con composiciones muy elaboradas.
Por otra parte, la animación no es muy buena. Tiene algunas escenas de bastante calidad pero, en general, se abusa de animaciones repetidas, planos estáticos y otros trucos para recortar el presupuesto. Esto no eclipsa, afortunadamente, a la increíble composición de las escenas que nos deja el director.
La banda sonora también es un punto fuerte. Quizás no sea del todo memorable, pero acompaña el cuidado estilo gráfico sin quedarse atrás. El ending es muy típico y se podría encontrar otros similares en cualquier anime de características similares. El opening, Respect for the Dead Men de Pay money To my Pain, tiene mucha fuerza y es de un género poco utilizado en este campo, lo que evita que quieras saltártelo para empezar el capítulo directamente.
Para terminar, podemos concluir que este anime es para consumirlo si no tienes otra cosa mejor que hacer. Tiene una composición de escenas bastante buena que, junto a la banda sonora, hace que no sea algo pesado de ver. Pero en general, Nobunagun, al igual que una quimera con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de dragón, no es más que un conjunto de ideas algo inconexas y sin mucho sentido.
Nota: 6/10